martes, 8 de mayo de 2007

Biodiesel: una realidad con muchas virtudes... y algunos inconvenientes

Las limitaciones en las emisiones de gases de efecto invernadero orientan la atención a un combustible menos contaminante, aunque con un coste de producción mayor y una todavía escasa implantación.

Exposición Universal de París, año 1900. El inventor alemán Rudolf Diesel presenta el primer motor diesel de la historia, que funciona con aceite de cacahuete, como un motor de aceite . Su creador pretende con ello potenciar la agricultura como fuente de energía. Pero el girasol, o los cacahuetes, son muy caros y el petróleo se impone.

Año 2007, más de un siglo después, en la UE se producen 35 millones de m3 de biocombustibles, entre los que se encuentra el biodiesel, obtenido a partir de plantas oleaginosas. El tiempo le ha dado la razón al señor Diesel, los aceites vegetales ya se utilizan como combustible y la etiqueta distintiva del biodiesel resulta ya visible en decenas de gasolineras, tanto en estado puro (el llamado B100, es decir, al 100 por cien) como mezclado con gasóleo en proporciones que oscilan entre el 10 por ciento y el 20 por ciento (los llamados B10, B15 o B20), tal como permite la legislación española de carburantes.

Distintos factores hacen que cada vez sea más importante buscar fuentes de energía renovables. El calentamiento global, la subida del petróleo, protocolos como el de Kioto y el agotamiento de los combustibles fósiles están llevando a los países a fomentar las fuentes de energía renovables y a fijarse plazos para su introducción. La legislación exige que el mercado europeo de biodiesel para transporte y calefacción alcance los 10.000 millones de litros anuales en 2010. Sin embargo, y de acuerdo a los datos de la propia Unión Europea, la capacidad de producción actual es de sólo 2.400 millones de litros anuales.

En nuestro país, y de acuerdo con los datos compilados por la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), la producción de biocarburantes en España alcanzó en 2006 445.577 toneladas, de las que el 28 correspondieron a biodiesel (124.577 t). Sin embargo, las ventas de biocarburantes crecieron en 2006 a un ritmo muy inferior al de la producción, aumentando sólo un 19 por ciento respecto al año anterior, hasta llegar a las 241.849 toneladas, de las que alrededor del 21 por ciento era biodiesel (62.909 t). En términos energéticos, las ventas nacionales de biodiesel procedentes de las plantas españolas representaron únicamente una cuota de mercado del 0,23 por ciento del conjunto del gasóleo de automoción consumido en España en 2006, que rebasó los 24 millones de toneladas equivalentes del petróleo, tep.

En España hay 12 plantas que producen biodiesel y decenas de ellas se encuentran en proyecto. Sin embargo, sólo 200 de las más de 8.500 gasolineras que funcionan en nuestro país, 125 de ellas en Cataluña, ofrecen biodiesel, mientras que en Alemania y Austria este producto se comercializa ya en 1.800 gasolineras.

El biodiesel se produce a partir de aceites vegetales, vírgenes y reciclados. El aceite vegetal virgen se extrae de la semilla cultivada dejando atrás la harina de semilla que puede usarse como forraje animal. El aceite es refinado antes de incorporarlo al proceso de producción. Aunque se pueden encontrar más de trescientos tipos de oleaginosas, las más comunes en la producción de este biocarburante son la colza, la planta con mayor rendimiento de aceite por hectárea, la soja, el girasol y la palma, aunque también se pueden utilizar aceites usados, como los de fritura, que es una materia prima muy barata y además permite reciclar lo que en otro caso serían residuos.

Precisamente, las materias primas más utilizadas en nuestro país para la fabricación de biodiesel son los aceites de fritura usados y el aceite de girasol. También se están realizando pruebas con aceite de colza y con Brassica carinata, conocida como la mostaza etíope.

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