martes, 1 de febrero de 2011

Se vienen futuros desarrollos de biocombustible de Jatropha en el litoral argentino

A la lista de vegetales para obtener biodiésel, ahora se suma la Jatropha curcas, que pasa desapercibida como un simple arbusto, pero sus frutos contienen semillas con un alto contenido de aceite con potencial uso para la producción del combustible. También los subproductos generados por el cultivo pueden usarse en procesos energéticos como la combustión y la generación de biogás.
El grupo del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (Incape), liderado por Carlos Querini, se vinculó con personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que trabajaba en el noroeste argentino en el cultivo de Jatropha curcas. La idea era saber qué se podía hacer a nivel industrial con ese vegetal.

“La Jatrofa (nombre vulgar) es un arbusto originario de los trópicos que crece en suelos poco aptos para otros vegetales. Sus frutos producen un aceite que no tiene fines alimentarios, lo cual no plantea ninguna competencia directa con otros cultivos”, relató Ignacio Huerga, miembro del equipo.
Lo interesante del trabajo es que contempla todo un proceso y busca ser lo más sustentable posible desde el punto de vista energético y ambiental.

Las semillas de Jatropha curcas contienen aceite no comestible que puede ser transformado en biodiésel.

Biodiésel y biogás
Los investigadores sometieron a un lote de semillas traídas de Jujuy a un proceso de extracción de aceite, realizando previamente su descascarado, triturado y tratamiento térmico. Con estas operaciones, el contenido de óleo llegó al 40-50 % en relación a la masa tratada. “El biodiésel obtenido cumple con las normativas nacionales e internacionales vigentes. Incluso es apto para automotores si se dosifica con combustible fósil en las proporciones usadas actualmente”, sostuvo el investigador.

Además, para las cáscaras de frutos y semillas se propuso su uso como combustibles sólidos, debido al poder calorífico que presentan. En cambio, para harinas y glicerina (esta última obtenida de la reacción del aceite y el alcohol para obtener biodiésel) se realizó un tratamiento por medio de un biodigestor, con el objetivo de conseguir biogás para ser utilizado en las mismas plantas de biodiésel. De ese modo, el circuito de producción queda cerrado y aprovechado.
“Es algo novedoso, no encontramos otras publicaciones que mezclen estas dos corrientes de residuos. La biodigestión es una alternativa para el tratamiento de la glicerina y las harinas. Por un lado, se estaría dando un tratamiento a los residuos y, por otro, se estaría reduciendo el consumo de energía fósil que se necesita para producir el biodiésel”, añadió.

Harinas
Otra característica de la Jatrofa es que sus harinas contienen compuestos tóxicos, especialmente ésteres de forbol, por lo que no pueden ser utilizadas como alimentos. No obstante, existen experiencias en otros lugares del mundo donde se las detoxifica. “Aunque no evaluamos el nivel de estos compuestos, encontramos algunas propiedades que podrían llegar a ser positivas, sobre todo en contenido de proteínas y demás, pero no podemos dar una conclusión al respecto”, concluyó Huerga.

Fuente El Litoral

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