sábado, 28 de marzo de 2015

Argentino de 17 años creó un nuevo sistema productor de Biodiesel y lo presentó en Dubai

Se llama Ulises Schreiner y es alumno de la Técnica 4 de El Palomar. Creó un procesador de algas para producir combustible. Premiado en el país, viajó a una feria de energía y compitió en Dubai.



Ulises Schreiner,  es un adolescente de 17 años que se consagró como el autor de un procesador de microalgas para producir biodiésel. Este fue el proyecto que lo llevó a Dubai a representar a Argentina en el “Premio Zayed Energía del Futuro”. Allí había lugar para sólo tres alumnos de cada continente y, afortunadamente, Ulises fue el representante de la Escuela de Educación Secundaria Técnica N° 4 de El Palomar.

Este proyecto antes de llegar a Dubai pasó por otras instancias. “Fuimos a la Feria de Ciencias en Morón, y pasamos a La Plata. Después el profesor Jorge Carrasco me inscribió para el Zayed”, cuenta Ulises. Este premio galardona a potenciales tecnologías que tengan un impacto positivo en el desarrollo enérgico global, y entrega millones de dólares para llevar acabo el proyecto presentado. Hay cinco categorías, y la Escuela de Morón participó en “Instituciones de Educación Secundaria”.

Las demás premian a individuos, empresas, ONGS y reconocimientos nominados por terceros. Ulises presentó su proyecto de microalgas hace dos años, gracias a un compañero que le insistió que debería mostrárselo a los profesores. Desde allí lo incentivaron a que siga desarrollando la iniciativa de hacer biodiésel. “Ahora en la escuela estamos trabajando en hacer un cultivador de microalgas para extraer aceite vegetal.

Con eso produciríamos biodiésel y a futuro queremos desarrollar bio-jet, es decir, un combustible para aviones a través de un proceso separado”, explica Ulises, quien además dice que este combustible se utlizaría durante las pruebas de motores para la Fuerza Aérea Argentina y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Su interés comenzó cuando tenía 12 años e inició una investigación personal. Pero en realidad, su gusto por la mecánica y la electrónica vinieron desde que era pequeño .

“Su primera palabra no fue mamá o papá, fue luz”, cuenta su padre Gustavo Schreiner. Su mamá Cecilia recuerda que cuando era chico lo llevaban al parque de diversiones para que se subiera al ‘Samba’, pero él quería ver el motor del juego, no subirse. “Para su cumpleaños, cuando estaba en el jardín, nos pidió una aspiradora vieja para poder ver cómo funcionaba”, agrega su mamá. “Siempre me apoyaron en todo lo que quise hacer”, dice Ulises, quien fue a una escuela de inventores y luego ingresó a una técnica por la orientación en aeronáutica.

“Es su lugar en el mundo”, asegura Cecilia. Le quedan dos años para terminar el secundario, pero aún no sabe qué va a estudiar. De lo que sí está seguro es que quiere llevar a cabo algunos emprendimientos. Además de su interés en las energías sustentables, está desarrollando una consola de disparo de fuegos artificiales.

“De chico armaba shows de pirotecnia en la terraza de mi abuela”, cuenta Ulises, quien fue apoyado por su familia para que pueda desarrollar todo lo que se propuso. “Ver a nuestro hijo llegar tan lejos es un orgullo”, concluye su papá.