El alza alocada del precio de los alimentos en todo el mundo se debe, entre otros factores, a la decisión de Estados Unidos de destinar el maíz a fabricar combustible. Los precios de las materias primas seguirían altos por diez años.
Ginebra (ANSA y EFE) - El relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Oliver De Schutter, se pronunció ayer en Ginebra por el congelamiento de las nuevas inversiones y subsidios que favorecen la producción de biocombustibles, porque -dijo- están actuando como disparador de precios de alimentos.
El pedido del relator coincide con el de organizaciones no gubernamentales, como Greenpeace, que consideran que la producción de biocombustibles genera más problemas que soluciones, tanto en el ámbito de la preservación del medio ambiente como en el de la alimentación.
En una intervención en una sesión especial del Consejo de ONU para los Derechos Humanos, dedicada al impacto de la crisis alimentaria mundial desencadenada por el incremento de los precios de los alimentos, De Schutter afirmó que los biocombustibles fueron un importante factor en esa suba. Explicó que se debió a la ""competencia entre alimentos, forraje y combustible"".
De Schutter mencionó que existe un porcentaje creciente de producción agrícola destinado a los combustibles en Estados Unidos y definió como ""irreales"" los objetivos de la Unión Europea de que 10% del consumo de los transportes para 2010 sea de biocombustibles. "
"Abandonándolos, enviaremos una fuerte señal a los mercados sobre el hecho de que los precios no subirán al infinito y desmotivaremos la especulación"", afirmó. Al abrir los trabajos de la sesión especial del Consejo, el alto comisionado de ONU por los Derechos Humanos, Louise Arbour, advirtió que en ausencia de una respuesta adecuada, la crisis que niega a muchos la alimentación podrá tener un efecto dominó, poniendo en riesgo otros derechos fundamentales, incluidos los de la educación y la salud.
Para Arbour, la crisis deriva de una convergencia perversa de diversos factores, entre ellos las distorsiones entre la oferta y la demanda, prácticas comerciales desleales y algunas políticas de subsidios. Otros funcionarios mencionan además el cambio climático y la especulación en los mercados de materia prima.
Los responsables de la FAO advirtieron que los líderes políticos mundiales deben llegar a un compromiso para afrontar la crisis alimentaria con más inversión y más productividad, porque si no crecerá el hambre en el planeta.
DIEZ AÑOS Un informe semestral que prepara la FAO sobre el tema, titulado Perspectivas Agrícolas 2008-2017, cuya publicación estaba prevista para la semana próxima pero fue adelantado ayer por el Financial Times, señala que los precios de los alimentos seguir&aa cute;n siendo altos durante al menos los diez próximos años.
Solo en los tres primeros meses de este año los precios subieron un 53%, indica el documento. Para dar una idea de las proporciones colosales que representa el reto de la crisis alimentaria, ""la producción mundial de cereal necesita aumentar en un 50% para el año 2030 y la producción de carne un 85%"", declaró Hafez Ghanem, director general adjunto del Departamento Económico y Social de la FAO.
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