sábado, 24 de abril de 2010

Argentina: Se suma Molinos al negocio y el corte en naftas sube al 7%

El millonario negocio del biodiésel, que arrancó hace un par de años en el país pero llegó a los tanques de los autos argentinos a partir de marzo, está viviendo los primeros reacomodamientos. Molinos, la empresa de alimentos y commodities de la familia Perez Companc, que aunque participaba en la actividad había quedado rezagada con respecto a las grandes cerealeras, decidió pegar un salto y se asoció con la mayor empresa del sector.

Según anunció a la Bolsa de Comercio, Molinos aceptó una serie de ofertas para cerrar una alianza con Oleaginosa Moreno, una firma del gigante suizo Glencore, y con la argentina Vicentín, ambas dueñas de Renova, la sociedad bajo la cual opera la principal planta de biodiésel del país, en la localidad santafecina de San Lorenzo.

La empresa de los Perez Companc se incorporará como socia. Los actuales accionistas, que se dividen Renova en porciones iguales, cederán una parte para que Molinos tome el 33% del capital. Lo hará a través de la adquisición de nuevas acciones por US$ 53 millones. Según informó la compañía, la operación se cerrará el 30 de junio próximo.

Renova, que se puso en marcha en 2007 y se amplió al año siguiente, tiene capacidad para producir 480.000 toneladas de biodiésel -combustible que se elabora a partir del aceite de soja- y también glicerina, con destino mayormente de exportación.

Molinos -dueña de marcas emblemáticas como Favorita, Cocinero, Matarazzo o Nobleza Gaucha- ya tenía una fábrica de 120.000 toneladas de biodiésel en Santa Clara, cerca de Rosario, que también abrió hace dos años. Y, en conjunto con Vicentín, opera la planta de la empresa Patagonia. Ahora, con el tercio que le tocará de Renova, sumará 400.000 toneladas, y se ubicará como la segunda operadora del mercado, detrás de Vicentín (420.000) y por delante de Dreyfus (300.000).

En el negocio del biodiésel también participan otras cerealeras, como Bunge y AGD, e inversores de otros rubros, como Eduardo Eurnekian o el norteamericano Douglas Albrecht.



http://www.clarin.com/suplementos/rural/2010/04/24/r-02186766.htm

LOS TEMAS DE LA SEMANA: UNA NUEVA REALIDAD PARA LA GANADERIA

El remedio para los bajos precios

Héctor A. Huergo.
hhuergo@clarin.com

La Argentina es un verdadero laboratorio para la ciencia económica. Un viejo axioma galvanizado en el ideario "neoliberal" (nunca entendí qué significa el neo, ni si los neoliberales son mejores o peores que los liberales a secas), avisa que "el mejor remedio para los bajos precios son los bajos precios". Y viceversa.

Pues bien, fue finalmente lo que sucedió con la ganadería. El gran favor que le hicieron los K a la cadena de ganados y carnes fue acelerar un proceso inexorable: cuando los precios bajan, ya sea por razones de mercado o por el timoneo poco avezado, finalmente la producción se achica. Cuando llega la escasez, los precios se reacomodan. Y entonces vuelve el interés por producir. Fácil, pero hay que entenderlo. Las malditas fuerzas del mercado impusieron su ley.

Los invernada vuela: ¡400 dólares un ternero!. Con la mano en el corazón, ¿algún criador imaginó vender alguna vez un ternero a este precio? Estuve en un remate en Azul, el jueves, y los destetes volaban. Moreno lo hizo.

Ahora el Ministerio de Ganadería anuncia su plan ganadero. Bienvenido, pero sobre todo porque el propio titular del área, Julián Domínguez, no disimula su agrado por estos niveles de precios. Dijo con todas las letras que el Gobierno asume el costo político de estos aumentos inevitables, que se van a acentuar por la decisión de aumentar el peso de faena.

Lo concreto es que "habemus precio" para el ganado, y por encima del internacional, situación inédita. Un buen punto de partida. Hay muchísima tecnología en el cajón, desde nuevas variedades de pasturas hasta sistemas de conservación de forrajes, que fueron saliendo en grageas y sólo entre las empresas líderes. Ahora saldrán a la luz. Las nuevas festucas, el agropiro, con glifosato y siembra directa, entrarán en los bajos del Salado. Carros mixer, nuevas rotoenfardadoras, picadoras, inoculantes para silos, híbridos de maíz y sorgo para destino forrajero, apoyando la recría. Y la generalización del final a toda orquesta en los corrales.

La taba se dio vuelta. Los efectos se extienden más allá del subsector ganadero. Por ejemplo, impulsan un cambio en el panorama triguero. Con una ganadería fuerte, la competencia por el uso de la tierra será inevitable. Argentrigo propuso abrir ya la exportación por 4 millones de toneladas de la cosecha 2010/11 y Domínguez la tomó. Y esta semana hubo forwards y mercado a término para trigo enero 2011, a 145 dólares. ¡Habemus precio! Y de los buenos. Recordemos que con el trigo a 94 dólares llegamos a sembrar 7 millones de hectáreas. Ayer, en la jornada de cosecha fina de los CREA del Sudeste, soplaba un aire de optimismo.

Tampoco fue parte de ningún plan oficial el anuncio, realizado esta semana, de una importantísima inversión (190 millones de dólares) por parte de Louis Dreyfus en el puerto de Bahía Blanca. En una audiencia en la Casa Rosada, donde la presidenta Cristina Kirchner firmó la autorización para que comience a operar la nueva planta de crushing en Timbúes (Santa Fe), estuvo lo más selecto del gabinete. Entre ellos, el ministro Julio de Vido, quien les anticipó que es inminente el aumento del corte de gasoil con biodiésel (pasaría del 5 al 7%). Y el canciller Jorge Taiana, a quien le reconocieron el esfuerzo y dedicación por el conflicto comercial con China por los aceites, que parece bien encaminado.

Al mismo tiempo, Nidera anunciaba la construcción de una nueva planta de fertilizantes, ahora en Puerto San Martín. Una inversión de 25 millones de dólares.

Lejos de pintarse un panorama idílico, la cadena agroindustrial, que incluye a los productores, se cansó de balconear la crisis. La Segunda Revolución de las Pampas no puede seguir esperando. Es otra ley económica. Y social. Y política. Allá vamos, a pesar de todo. Debiera ser más fácil.

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