La crisis ambiental que atraviesa nuestro planeta es una realidad a la vista del común de la gente: aumento de GEI (gases efecto invernadero) en la atmósfera como principal causa del cambio climático; fuentes de energía tradicionales no renovables, emisoras y contaminantes (carbón, petróleo, etc.); altos niveles de deforestación, pérdida de biodiversidad y extinción de especies; degradación de suelos por malas prácticas, contaminación de aguas, son sólo algunos ejemplos que ilustran la dimensión de la problemática planteada.
La preocupación del consumidor/ usuario (especialmente de los países desarrollados), se ha visto reflejada, en parte, en la Directiva 2009/28/CE que fomenta el uso de energías renovables y más limpias en la Comunidad Europea.
Esta directiva establece objetivos a ser alcanzados por los países miembros referidos a la adopción progresiva de energías renovables: para el 2020, el 20% del total de la energía utilizada en la Comunidad, y el 10% de los combustibles utilizados para el transporte deberán provenir de dichas fuentes.
La Directiva establece, entre otros puntos, que para lograr el cumplimiento de las metas mencionadas, los biocombustibles a ser utilizados deben ser producidos de manera "sustentable".
Los requisitos de sustentabilidad que establece la Directiva para los biocombustibles tienen que ver con garantizar la reducción de las emisiones de GEI con respecto a los combustibles fósiles, que la materia prima no haya sido producida a costa del desmonte de tierras o de pérdidas de biodiversidad o reservas de carbono: además de otros requisitos relacionados con las buenas prácticas agropecuarias, los derechos laborales y sobre el uso de la tierra.
En cuanto a la obligatoriedad de que los biocombustibles demuestren su calidad de sustentables a través de la certificación, la Directiva establece que sólo serán reconocidos aquellos esquemas de certificación reconocidos y aprobados por la Unión Europea, los cuales deberán estar completamente alineados con los requisitos de la Directiva.
Hasta el momento, ningún esquema de certificación ha obtenido reconocimiento, aunque se sabe que cerca de una decena de ellos han aplicado ante la CE para lograrlo: ISCC (International Sustainability & Carbon Certification), RSB (Roundtable on Sustainable Biofuels), RTRS (Round Table on Responsible Soy), son alguno de ellos.
Todo esto significa que, una vez aprobados por la UE los primeros esquemas de certificación, los exportadores empezarán a requerir materia prima, aceites y biodiesel/ bioetanol proveniente de producciones sustentables certificadas.
Considerando que la Argentina ha exportado durante el 2010 más de 1.300.000 toneladas de biodiesel destinadas al consumo europeo, es necesario avanzar en la implementación y certificación de los protocolos de sustentabilidad en toda la cadena de producción de los biocombustibles, tanto para cumplir con la exigencia como para aprovechar la oportunidad.
La Oportunidad
Como cualquier protocolo o norma de calidad que apunta a maximizar la eficacia y la eficiencia de los procesos de una organización, estos protocolos de sustentabilidad podrán ser aprovechados por los productores como una "oportunidad" para alinear sus procesos de producción y gestión con elevados estándares de calidad relacionados con temas ambientales, laborales y sociales, de manera de generar valor interno y, a la vez, mantener y/o acceder a nuevos mercados
Fuente Iprofesional
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