martes, 18 de septiembre de 2012
Científica mexicana produce biocombustible a partir del olote
Lorena Pedraza Segura, académica del Departamento de Ingeniería y Ciencias Químicas (ICQ) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, logró encontrar la forma de producir etanol a partir del uso del olote del maíz que actualmente se desperdicia en México. Esto será usado como biocombustible para los automóviles.
Haber obtenido del olote las concentraciones de azúcares necesarias para un proceso industrial de elaboración de etanol destilado, que sea un negocio económicamente viable, es el último avance de su investigación “Producción de biocombustibles y productos químicos a partir de residuos lignocelulósicos bajo la estructura de una biorrefinería”.
A tal resultado llegó con el uso de una mezcla de enzimas, que son catalizadores biológicos que llevan a cabo un proceso de hidrólisis, es decir, la ruptura de largas cadenas de azúcares que componen la materia vegetal en pequeñas moléculas (xilosa y glucosa), que son asimiladas por dos tipos de levaduras para fermentar y producir el etanol.
Entre mayores sean las concentraciones de azúcares en esa fase de hidrólisis habrá mayor cantidad de etanol al final de la fermentación y menos cantidad de agua por eliminar, y por ende, se facilitará la destilación de ese biocombustible producido para mover carros.
Biocombustible que no interfiere en la cadena alimenticia
Aunque ciertamente Estados Unidos y Brasil ya producen bioetanol, a partir del grano de maíz y de la caña de azúcar, respectivamente, la investigadora de la Ibero decidió emplear el olote debido a que en su calidad de residuo no interfiere en las cadenas alimenticias de humanos ni de animales.
Si a esto se suma que tan sólo la Central de Abasto del Distrito Federal genera alrededor de 600 toneladas diarias de desperdicios orgánicos, y en México se desechan cientos de miles de toneladas de olote al año, el etanol que Pedraza produce en el Laboratorio de Bioingeniería de la Ibero tendrá todas las garantías de convertirse en un negocio redituable.
Para tal efecto será necesario elevar el proceso a una escala industrial, que implica comenzar con las pruebas de escalamiento en la planta piloto de la Universidad Iberoamericana, y luego encontrar a un inversionista que quiera procesar el etanol de olote.
Vale hacer la precisión de que este año la maestra Pedraza terminará la parte de fermentación, para en noviembre obtener cantidades económicamente viables de etanol, lo que ocurrirá cuando obtenga el equivalente a 253 litros de ese combustible por cada tonelada de olote, trabajo en el que colaboran con ella varios alumnos de posgrado y licenciatura.
Por su parte, el doctor Martín Rivera Toledo, su colega del departamento de ICQ, realiza los cálculos del tamaño de una planta industrial, con el fin de ofrecer estos y la información técnica (proceso de producción y equipos recomendados) al empresario interesado en industrializar el proceso.
Fuente: http://ladobe.com.mx/
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