Sospechosamente de un tiempo a esta parte, comunicadores sociales, especialistas, técnicos, universidades, colegios profesionales, políticos, legisladores, funcionarios, sectores de la industria y también algunos conspicuos ambientalistas, aparecen en cuanto espacio existe en los medios de comunicación de masa, sean estos radiales, televisivos y gráficos, cantando loas y hablando maravillas del petróleo verde, que en un tiempo más o menos cercano sustituirá totalmente al perverso imperio de los combustibles fósiles.
De esa catarata comunicacional, se infiere que los sectores del poder económico, financiero e industrial mundial, han encontrado la solución al causante del cambio climático y anuncian la terminación de la tiranía petrolera sobre la Tierra. De golpe, y como por arte de magia, aquellos se han vuelto ambientalistas y abrazan las banderas de sus tradicionales enemigos y la frase “desarrollo sustentable” no se les cae de la boca, como si fuera un chicle que se puede estirar para todos lados.
Ante el tremendo poder propagandístico unidirecccional, que resalta que el biodiesel es lo mejor que nos pudo haber ocurrido, uno que algo conoce del tema queda como desorientado y alelado, imagínese el ciudadano común, frente a ello, casi que se sale de la vaina para reclamar plantas de refinación de biocombustibles hasta en las plazas, por no decir en las escuelas y hospitales. La nueva revolución verde, ha llegado y nos salvará a todos.
Decía mi abuelo: “Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía” y cuanta razón tendría en desconfiar de estos anuncios fabulosos que prometen una Argentina de progreso.
Si hoy el mundo, supongamos que tuviera capacidad para ello, decidiera abandonar la quema de hidrocarburos y pasarse a los biocombustibles para la obtención de energía, se necesitarían una cantidad de hectáreas equivalentes a varios planetas, donde plantar los vegetales para lo obtención del famoso combustible.
Dice el periodista británico George Monbiot: “Para mover nuestros coches y autobuses (solamente) con biodiesel se requerirían 25,9 millones de hectáreas. Existen en el Reino Unido 5,7 millones de hectáreas. Si esto sucediese en toda Europa, las consecuencias sobre el suministro de alimentos serían desastrosas: pasaríamos de ser excedentarios a ser deficitarios netos”. (1)
Según el Ing. Miguel Baltanás, (Doctor, INTEC, Investigador Superior (CONICET) y Profesor Titular D.E. (UNL): Para incorporar biodiesel en un porcentaje de tan sólo el 2%, “sería necesario emplear el 50% de la producción mundial de aceites vegetales.” (2) De esto podemos inferir que si el porcentaje fuera del 4% del total, deberíamos usar todos los aceites vegetales que se producen en el mundo. ¿Con qué haremos las papas fritas?
Ud. también se estará preguntando: ¿En dónde vamos a producir alimentos, si tendremos que tapizar de soja u otros monocultivos hasta los canteros de las casas?
Creo que este es un negocio para unos pocos a costa de muchos, más allá del maquillaje al que se lo quiera someter, y frente a esto no hay posiciones políticas que valgan, sean estas de derecha, izquierda o centro, todos por igual, salvo honrosas excepciones están cegados por el brillo del oro.
¿Se acuerda de la famosa industria denominada “La Forestal”? que en su momento fue un boom similar al de la soja y que arrasó con miles de hectáreas del monte y bosque nativo en una gran franja del país. Al quebracho o a su exterminio, también los corifeos de toda laya le cantaron sus melodías que como cantos de sirenas llevaron al abismo a miles de argentinos. Muy pocos se atrevieron a denunciar esa matriz de explotación devastadora, entre ellos Gastón Gori en su célebre libro “La Forestal”, el que más allá de los homenajes que cada tanto se le hacen, muy pocos funcionarios parecen haber leído y menos tener la grandeza de imitar.
Cien años después todavía soportamos y lo que es peor pagamos las consecuencias de ese modelo de destrucción. El sistema productivo que se nos anuncia como la panacea del crecimiento nacional es todavía más agresivo y confirmará con mayor crudeza eso de que “las penas son de nosotros, pero las vaquitas son ajenas”, léase la soja.
Como bien se ha dicho: “…ha comenzado la etapa siguiente de la colonización y el mundo industrializado apunta a los países del Tercer Mundo, donde las empresas pueden apropiarse de grandes extensiones de tierra y mano de obra barata y despreocuparse de los graves impactos ambientales que acarrea el establecimiento de grandes plantaciones de monocultivos, de las que se refinarán los biocumbustibles, a expensas de bosques y tierras aptas para el cultivo de alimentos”. (3)
En esa sintonía, la Comisión de la Unión Europea emitió en 2001, el comunicado 547, el que sugiere el uso de biocombustibles para asegurar la oferta de energía, importando biocombustibles de aquellos países con ventajas competitivas en su producción y no comprometer de manera considerable la actual superficie agrícola de la Comunidad, evitando la suba en los precios domésticos de los granos destinados para biocombustibles. A fines del año 2005, se declaró el apoyo a la producción de biocombustibles en los países en desarrollo, con el mismo fin.
Por ello y en razón que: “el costo de la materia prima del biodiesel representa más del 85% del total, los lobbies del biodiesel han convencido a los legisladores de cada país a dictar leyes que eximen de impuestos (en el caso argentino el ITC) a la producción de biodiesel.” (4)
A través de esas reformas legislativas, producto del “convencimiento”, toda la comunidad debe subsidiar el negocio de unos pocos, frente a ello el Ing. Baltanás, pregunta: “¿En nombre de qué intereses deberíamos subsidiarlo? ¿Transportamos en lugar de alimentar a la humanidad?”. (5)
En esta Provincia Invencible de Santa Fe, su legislatura “convencida y más papista que el papa” ha sancionado una ley que va más allá de las ventajas otorgadas por la Nación y ha ampliado los beneficios a los “inversores” por años.
Entre ellos, mencionamos: la exención o diferimento de tributos provinciales como ingresos brutos, impuesto de sellos, inmobiliario y patente única de vehículos, durante 15 años para las empresas que se radiquen en la provincia y desarrollen esta actividad.
Por el artículo 8, se autoriza al Ejecutivo a entregar a las empresas, en comodato sin cargo y a precio promocional, bienes del dominio público o privado del Estado provincial, construir infraestructura básica para acondicionamiento de áreas y firmar convenios con entidades financieras para conceder créditos con tasas de interés en condiciones preferencial. Todo esto lo pagamos nosotros.
El artículo 11 de la norma crea un cargo de 0,20 pesos ajustables conforme a la variación del precio de la tarifa eléctrica de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), por usuario del sistema eléctrico provincial, para la promoción y la financiación de estos proyectos.
Qué tal, por si fuera poco parió la abuela.
Justo es decir que: “Aunque el proyecto fue aprobado en Diputados con el voto de todo el arco político -justicialismo, socialismo, cavallerismo y un grupo de radicales-, el radical Santiago Mascheroni fue el más duro al oponerse en forma total a las distintas sanciones y cargó contra distintos aspectos de la norma. (6)
Si estas iniciativas son tan buen negocio para el país, ¿por qué nos tenemos que hacernos cargo de pagar la cuenta del banquete que comen otros?
Mentiras que matan:
No tengo dudas que en relación al tema habrá escuchado consignas tentadoras y atrayentes como: “el biodiesel beneficiará a nuestros productores y las economías regionales”; “mitigará los efectos del cambio climático”; “mejorará las condiciones del ambiente”; o: “con la utilización de biocombustibles se estaría contribuyendo a un desarrollo sustentable del ambiente, a disminuir gradualmente la dependencia de los combustibles fósiles y a mejorar la rentabilidad del sector agropecuario y agroindustrial de la provincia, con posibles incidencias en el crecimiento de la economía regional”(Senadora Socialista Patricia Sandoz). (7)
Si creyó esta propaganda interesada, lamento desilusionarlo, pero se equivocó de cabo a rabo.
Veamos algunas de estas concluyentes afirmaciones:
- Beneficiará a nuestros productores: Sinceramente no se como, ya que es poco probable que se venda en el país, ya que como dice Jorge Kaloustian presidente de la empresa Oil Fox (productora de biodiesel), “como en el mercado interno la venta de este producto por el precio de la soja vienen en alza, no hace competitivo al aceite con el gasoil, por lo tanto las oportunidades están en la exportación”. (8)
- Contribuye al Desarrollo sustentable del ambiente: “En gran parte de las regiones extrapampeanas, donde avanza la frontera agrícola por la sojización, no sólo crece la desocupación, y aumentan los demandantes de planes sociales, sino que se produce la contaminación por agroquímicos de vastas regiones, la degradación ambiental y la apropiación de tierras y agua, con la consecuente inhibición de otras actividades agropecuarias y la desarticulación de los modos de vida de las poblaciones rurales”. (9)
- Mitiga el cambio climático: “La combustión de biodiesel produce más óxidos de nitrógeno, los que en la atmósfera producen un efecto invernadero 24 veces superior al de dióxido de carbono”. (10)
“Cuando incorporamos toda la cadena de producción de biocombustibles (producción de fertilizante para el cultivo, labores agrícolas, transporte, cosecha, almacenamiento, etc.), puede ocurrir que la demanda energética sea importante y así gastar más energía que la producida, y/o emitir mayor cantidad de CO2 y NOx a la atmósfera. En el mediano plazo esto es inviable, y no serían recomendables los biocombustibles.” (11)
Entiendo que estas consideraciones son nada más que algunas de las contracaras de las monedas del modelo que se anuncia y que además de la soja, su aceite o el biodiesel que se exporta, se llevan el agua y los nutrientes de nuestro suelo y nos dejan la contaminación, la desertificación, la aniquilación de biodiversidad y la pérdida de salud y de calidad de vida de nuestros compatriotas. Lo que se dice un negocio redondo.
No es casual que en la reciente 12ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, reunidas en Nairobi entre el 6 y el 17 de noviembre de 2006, distintas organizaciones y movimientos de agricultores pidieran suspender inmediatamente todos los subsidios y otras formas de apoyo desigual a la importación y exportación de biocombustibles.
Expresando que “No hay nada verde ni sustentable en el biocombustible. En lugar de destruir las tierras y el sustento de comunidades locales y Pueblos del Sur mediante otra forma más de colonialismo, exhortamos a los países del Norte a reconocer su responsabilidad en la destrucción del sistema climático del planeta, reducir su consumo de energía hasta alcanzar niveles sustentables, pagar la deuda climática que han ocasionado al no haber hecho lo anterior hasta el momento y aumentar sustancialmente la inversión en energía solar y en energía eólica sustentable”. (12)
Frente a esta producción injusta y la inacción estatal, es necesario que toda la ciudadanía se mantenga atenta e informada en defensa de las actuales y futuras generaciones, y tal vez así quizás podamos salvarnos del desastre.
Por último, ¿se acuerda de la historia o leyenda del famoso Caballo de Troya?, y por el cual el tan preciado regalo resultó la causa de la destrucción de la ciudad. El biodiesel como el Caballo de Troya puede conducir a igual resultado. Por ello tengamos cuidado, que no nos pase lo mismo.
(*) Docente e investigador de la Universidad del Litoral. Publicado en www.eco21.org.ar
Referencias:
1.- “Los biocombustibles no resuelven sino que agravan el cambio climático”, en Revista del Sur, N° 168 Nov/Diciembre 2006, pag. 20.
2.- Baltanás, Miguel A., “Los Biocombustibles en perspectiva”, en el “El Paraninfo”, Noviembre de 2006, pág. 10, U.N.L.
3.- Revista del Sur, ob.cit.
4.- Baltanás, Miguel A., ob.cit
5.- Ibiden
6.- Atilio Pravisani / La Capital Nov 20, 2006
7.- Diario El Ciudadano
8.- Ramos, Eliana, “El campo, visto como fuente de energía”, en Infocampo, semana del 24 al 30 de Noviembre de 2006, pag. 16 Negocios.
9.- Domínguez, Diego, Investigador del Instituto Gino Germani de la UBA. Buenos Aires – Argentina
en EcoPortal.net
10.- Baltanás, Miguel A., ob.cit
11.- Reportaje al Ing. Andrés Leone, portal Eco2site, Noviembre 2006.
12.- Biocombustibles en gran escala: buenos para el poder, malos para la gente y el clima, Portal del medio Ambiente, World Rainforest Movement, 30/11/2006.